La bollería industrial es un gran reto para nuestra sociedad. En una población donde hay una tendencia a sufrir enfermedades como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades de la declinación cognitiva. Enfermedades que no matan pero que empeoran la calidad de vida y que son un enorme gasto económico tanto personal como público. Estas enfermedades están estrechamente relacionadas con los hábitos de una persona. Es decir, factores modificables de la vida diaria como son la dieta, la práctica de ejercicio y el ocio saludable.
Dieta industrial
El consumo diario de bollería industrial no es un hábito saludable. Aun así, es un recurso fácil, rápido y podemos caer en su consumo. Son alimentos procesados, llenos de azúcar, grasas y chocolates, como magdalenas, galletas, curasanes, etc. Esto es especialmente grave y todavía más difícil de evitar con los niños. Muchas veces recurrimos a estos alimentos como premios o simplemente por evitar esa fruta o un sándwich que no se quieren comer. Pero, los niños no eligen lo que comen y su dieta depende del adulto. En otras palabras, su salud está en nuestras manos y nuestra capacidad para tomar buenas decisiones.
Esto no quiere decir que no podamos dar opciones a los niños, simplemente significa que les ofrezcamos alternativas saludables: «¿Quieres una manzana o un plátano?» y no «¿quieres un pastel o una fruta?». Los hábitos deben ser inculcados y la mejor forma de la que aprenden los niños y niñas es por modelo. Por lo tanto, es esencial no sólo la dieta de una persona, sino también la dieta de las personas con las que se comparte la mesa.
La pastelería contiene muchas calorías, pero pocos nutrientes por lo que si queremos tener buena salud es necesario reducir la ingesta de pasteles industriales. Por esta razón, eduquemos en buenos hábitos, enseñemos que la gratificación instantánea nos lleva a la dependencia y no es la manera de estar sanos o de ser felices.
Dieta saludable
Entonces ¿en qué consiste exactamente una dieta saludable? Cada persona es distinta y debemos tener conocimiento de que funciona y que no nos sienta bien. Algo que no nos sienta bien, produce indigestión, gases, problemas cutáneos como erupciones, eccemas, rojeces y o problemas inflamatorios sobre todo a nivel de articulaciones, presta atención especial a lácteos y gluten. Como norma general, los alimentos que no nos sientan bien debemos evitarlos y debemos beber mucha agua. También es importante destacar que todo lo que ingerimos tanto sólido como líquido debe ser lo menos procesado y más fresco posible. Tampoco debemos tomar alimentos ni muy fríos ni muy calientes ya que dificultan la digestión igual que tomar agua durante las comidas es desaconsejable y más vale tomar alguna infusión templada. Debemos cuidar la forma de cocinar que es casi igual de importante como los alimentos que cocinamos, evitaremos freír y nos inclinaremos por cocinar al vapor o al horno.
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